Capitán Fantástico: la tragicomedia de una familia en el autoexilio

Vivimos en una sociedad venenosa en donde lo más tóxico parece ser lo más atractivo para el hombre. Entregado a los placeres superficiales, el consumismo y a la renuncia de nuestro lado más espiritual, los integrantes de la sociedad occidental bien podrían pasar como marionetas controladas por los poderes fácticos. Escapar de ella en estos tiempos donde la conexión de cualquier tipo es casi imperativa luce como un reto mayúsculo. ¿Puede un individuo recuperar su identidad en medio del aislamiento o ajeno a la influencia externa? ¿Qué es lo que pierde a cambio de ello? Capitán Fantástico hace estos dos planteamientos, y aunque las respuestas que encuentra podrían no ser tan trascendentes como esperamos, la cinta cumple decentemente con su cometido de darnos un vistazo a lo que podría ser.

Ben Cash (Viggo Mortensen) es un hombre que se ha decepcionado de la forma de vida estadounidense regida por el capitalismo y el vacío. Al compartir los mismos ideales con su esposa, Leslie, ambos han decidido aislarse en los bosques de Washington para criar sus seis hijos, lejos del ambiente que consideran dañino. Es así como la familia crea una pequeña sociedad autosuficiente en donde cada uno de sus integrantes ha sido educado e instruido para valerse por sí mismo, entender distintos aspectos de la humanidad, desde lo histórico hasta lo filosófico; y, sobre todo comprender la razón de su marginación. Pero todo cambia cuando Leslie, ausente en ese momento, se quita la vida debido al desorden maníaco-depresivo que padece. Cuando se enteran, los niños le piden a su padre que los lleve a su funeral, y aunque reacio al principio, este acepta llevarlos al mundo del que ha jurado nunca más volverá a ser parte. En el viaje, la familia se topará con todo aquello que han aprendido a detestar, pero también con la inesperada oportunidad de descubrir algo nuevo en todos los sentidos.

Capitán Fantástico, dirigida por Matt Ross, quien ganó el premio al Mejor Director de la sección Una Cierta Mirada en la pasada edición del Festival de Cannes, nos presenta una peculiar familia con una idea muy concreta de lo que significa ser útil para la sociedad. Su forma de vida podría ser impactante para nuestros tiempos. Sin internet, servicios básicos, ninguna aparente comodidad, y con un evidente resentimiento hacia lo que significa rendirse ante alguna autoridad, los Cash han establecido un paraíso que sería difícil de comprender para cualquier otra persona. Como una comunidad autosuficiente, la familia se siente orgullosa de su libertad e independencia, pero muy en el fondo, un amargo sentimiento ha comenzado a enturbiar su paz.

Dirigiendo una historia concebida por sí mismo, Ross moldea un personaje que representa la antítesis de lo establecido. Un individuo en toda la extensión de la palabra que renunció a todo con tal de no tener que rendirle cuentas a nadie. Alguien que quiere encontrar un alivio para un espíritu asediado por el bombardeo mediático y la adoctrinación de decenas de entidades con intereses propios. Mortensen hace un estupendo trabajo mostrando la gran seguridad del protagonista y regalándonos buenos momentos tanto cómicos como dramáticos. De igual manera, el actor agrega cierta inseguridad a Ben, pues la lucha con sus demonios y un enorme sentimiento de culpa son determinantes para el progreso de la trama. La búsqueda del bienestar de sus hijos, la terrible muerte de su esposa y la realización de que quizá pudo haber estado equivocado todo este tiempo lo debilitarán hasta el punto de plantearse una renuncia como autoexiliado. Mortensen hace suyo el personaje.


El grupo de niños y jóvenes también brillan como conjunto. En este nos encontramos todo tipo de conocimientos históricos, matemáticos, físicos y hasta filosóficos, habilidades para poder sobrevivir en la naturaleza y una notable hermandad. Su padre ha satanizado todo lo que tenga ver con los Estados Unidos y el capitalismo y estos han seguido sus enseñanzas y las de los libros que leen al pie de la letra. Sin embargo, la muerte de su madre abre la caja de Pandora temida por Ben. Algunos de ellos lo culpan por no haberla apoyado, mientras que otros le reclaman dejar su orgullo de lado y acudir al funeral para dar el último adiós. Es su repentino encuentro con la sociedad lo que genera varias graciosas situaciones que ayudan a definir el tono de la película, uno ligero pero con notas valiosas sobre el significado de la individualidad y las necesidades humanas.

Y eso último es lo que Ross también intenta destacar con su obra. Mientras que uno de los niños es seducido por los placeres y comodidades a los que cualquier de nosotros estamos acostumbrados, el mayor de ellos se enfrenta a una embarazosa situación romántica que lo hace quedar como un completo idiota. El conflicto interior de Ben es quizá el más fuerte de todos, pues tal parece que su convicción se convirtió en egoísmo en un punto y ahora ha llevado a sus hijos por el único camino que conocen y honran, pero determinado por él mismo a fin de cuentas. Decepcionado una vez más, Ben asume su irresponsabilidad y sus fallas como padre.


SPOILER ADELANTE. Los niños, al haber probado lo que el mundo tiene para ofrecer, por fin obtienen algo que no habían descubierto hasta el momento: la capacidad de elegir. Al entender el dilema de su padre, estos deciden regresar a casa con él y continuar con una forma de vida más abierta, incluyente y consciente de todo lo que ocurre a su alrededor. TERMINA SPOILER Si hay un punto que Ross quiere dejar claro es el extremismo que parece influir las decisiones de todos los involucrados. Por un lado, Ben se niega a creer a que haya algo valioso en la sociedad convencional; por el otro, la familia de su esposa se rehusa a aceptar el hecho de que los niños sean criados en un ambiente que consideren peligroso y sin los limites convencionales para los de su edad. Asumir el criterio suficiente para establecer un punto intermedio resulta ser el reto más grande.

Como una critica hacia la superficialidad que cimienta la sociedad occidental contemporánea, Capitán Fantástico establece una obvia resistencia ante este síntoma de nuestros tiempos. Si bien la exploración de Ross no es tan profunda o íntima como la que hizo Sean Peen en Camino Salvaje, la cinta contiene un discurso que vale la pena resaltar, el de la convicción y el de que es perfectamente aceptable aceptar que nos hemos equivocado.


Un dato curioso, la música está a cargo de Alex Somers, novio de Jónsi, vocalista de Sigur Rós, y sí, los vocales etéreos que se escuchan en ocasiones durante la trama le pertenecen.

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