Enamorarse es algo relativamente sencillo. En realidad no tenemos control sobre ello, simplemente dejamos que ocurra, o incluso caemos rendidos sin habernos dado cuenta; pero ¿qué hay de desenamorarse? Muchas cosas ocurren o dejan de pasar que alguien pierda la confianza, la atracción y el cariño sobre quien pensaba era el amor de su vida. Usualmente tenemos el control sobre lo anterior, pero el proceso es difícil y hasta cruel. En Mon Roi (Mi Rey) ocurre precisamente esto, una historia de amor y desamor que lleva al límite a una mujer que creía que lo había encontrado todo. Desafortunadamente, la cinta hace un planteamiento errático e ilógico: ¿vale la pena quedarse con un hombre que te falta al respeto y que te trata como una mierda? Maïwenn, la directora, deja abierta una penosa y difícil de creer posibilidad.
Tony (Emmanuelle Bercot), una abogada soltera, se encuentra en un antro con un hombre llamado Georgio (Vincent Cassel) al que reconoce de otro lugar. Al hablar con él, una chispa se enciende entre ambos. Las subsecuentes citas avivan una pasión inusitada; el sexo no tarda en llegar y poco a poco cada uno se adentra en el mundo del otro. Enamorados, la pareja decide casarse de manera civil y no pasa mucho tiempo para que Georgio la convenza de tener un hijo. Pero es durante el embarazo cuando los problemas llegan y la realidad le pega de golpe a Tony. El acecho y los problemas mentales de una ex novia de su marido, un cambio radical en la actitud de este último y revelaciones sobre su vida comienzan a hacerle ver a la mujer que ha cometido un error cegada por el amor.
Nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes del año pasado, Mon Roi ofrece una mirada con detalle a la relación de una pareja, una inestable y ciertamente destructiva, algo para nada inusual en nuestra sociedad. El problema es que Maïwenn ha olvidado completamente lo que quería expresar con esta película. Cualquiera que haya sido su intención, el desenlace de la historia y algunas características de los personajes, específicamente de Tony, nos dejan un mal sabor de boca. ¿Debe una mujer sufrir por amor? Por supuesto que no. No debe de haber duda de que Maïwenn piensa igual, pero la manera en que hace a la protagonista perder su dignidad una y otra vez crea una impresión negativa y confusa alrededor de su argumento.
Tony y Georgio son el centro de la trama en todos lo sentidos. Abundante en diálogos, Mon Roi nos lleva por esta tormentosa relación que empieza como un cuento de hadas y que termina como algo detestable para Tony. Quizá el desacierto más grande de la cinta es su obsesión por denigrar a la protagonista en todos los escenarios posibles. Georgio, quien se presenta como un verdadero caballero y un empresario exitoso, deja ver su lado más oscuro muy pronto al mostrar una actitud de patán con su pareja y revelar que tiene serios problemas económicos. Después de que las cosas empeoran, cada escena pone a Tony en una situación delicada: ¿dejar o no a su esposo? Pero que este sea un drogadicto, mujeriego, nefasto e irrespetuoso no parece ser suficiente razón. A pesar de los consejos de su familia y amigos, Tony se empeña en quedarse con el que es probablemente el peor hombre que ha conocido. Resulta sumamente desesperante ver cómo cada decisión que toma la lleva en un espiral descendente de frustración y depresión.
A la par, Maïwenn nos presenta a la Tony post-matrimonio, quien ha tenido un severo accidente esquiando y ha tenido que ingresar a una clínica para someterse a una dolorosa y difícil rehabilitación. Es ahí donde una de sus fisioterapeutas le pregunta qué es lo que la llevó hasta este terrible accidente, lo que hace a la mujer recordar no solo los instantes de peligro en la montaña, sino toda su relación con Georgio, la cual le ha dejado una herida mucho más grande. La metáfora que la directora hace resulta poco sutil. A manera de flashback, Tony recuerda los mejores y peores momentos con Georgio; en el presente, esta hace amistad con varios deportistas igualmente en recuperación en lo que son una serie de escenas realmente irrelevantes. Maïwenn no logra justificar la razón por la que decidió construir su relato de esta forma.
De cualquier manera, las actuaciones de Bercot y Cassel son extraordinarias. La primera, como la maltratada esposa, hace un estupendo trabajo al acentuar los cambios de humor de su personaje. La francesa maneja la explosividad de Tony a la perfección. Una escena en particular, en donde Georgio le enseña la casa en la que vivirá después de haberle dicho que no podrían estar juntos todo el tiempo, Bercot se luce sorprendiendo al público con un arranque de ira que termina de manera violenta después de haberla guardado por tanto tiempo. Cabe destacar que Bercot ganó al premio a la Mejor Actriz en Cannes el año pasado. De igual manera, Cassel se gana el desprecio del espectador con su actitud arrogante y la gracia que cautiva en sus momentos amigables, por más falsos que sean. Difícil no creerle al tipo el discurso de que será una nueva persona de ahora en adelante.
Mon Roi es una película redundante sobre un asunto cotidiano y que resuelve de una forma poco alentadora para el sexo femenino. Sumamente débil en al aspecto narrativo, sus dos actores principales son el único motivo que se tiene para seguir viendo. Como directora, Maïwenn destaca por sacar grandiosas actuaciones de su equipo, pero como guionista deja mucho que desear con una historia simplona y poco convincente.
De cualquier manera, las actuaciones de Bercot y Cassel son extraordinarias. La primera, como la maltratada esposa, hace un estupendo trabajo al acentuar los cambios de humor de su personaje. La francesa maneja la explosividad de Tony a la perfección. Una escena en particular, en donde Georgio le enseña la casa en la que vivirá después de haberle dicho que no podrían estar juntos todo el tiempo, Bercot se luce sorprendiendo al público con un arranque de ira que termina de manera violenta después de haberla guardado por tanto tiempo. Cabe destacar que Bercot ganó al premio a la Mejor Actriz en Cannes el año pasado. De igual manera, Cassel se gana el desprecio del espectador con su actitud arrogante y la gracia que cautiva en sus momentos amigables, por más falsos que sean. Difícil no creerle al tipo el discurso de que será una nueva persona de ahora en adelante.
¿Es necesario echar a perder las cosas para después no cometer los errores del pasado? Tony es víctima de la inocencia y de un exceso de confianza. Cuando creía que ha ya había recorrido un camino suficiente como para encontrarse con el amor de su vida, su falta de decisión le hace sucumbir ante las artimañas y engaños de su esposo.
Mon Roi es una película redundante sobre un asunto cotidiano y que resuelve de una forma poco alentadora para el sexo femenino. Sumamente débil en al aspecto narrativo, sus dos actores principales son el único motivo que se tiene para seguir viendo. Como directora, Maïwenn destaca por sacar grandiosas actuaciones de su equipo, pero como guionista deja mucho que desear con una historia simplona y poco convincente.
Hola , disiento de tu critica. La cinta trata sobre el abuso narcisista. Una problemática bien desconocida excepto por las personas supervivientes a este tipo de abuso y las profesionales.
ResponderEliminarEl abuso narcisisya consiste en confundir a la víctima, y hacerla dudar de ella misma. Esto hace que quede atrapada entre la seducción del/la narcisista y sus propias dudas.
Creo que la película retrata esto con maestria. Es una peli brillante y necesaria , aunque en extremo dolorosa, sobre todo par quien puede reconocerse en la historia.
Gracias por compartir este punto de vista.
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