Capitán América: Civil War, una historia de hermandad y lealtad

ADVERTENCIA: LA SIGUIENTE RESEÑA CONTIENE VARIOS SPOILERS.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que pudiéramos quitarnos ese mal sabor de boca que nos dejó Batman vs Superman. Entre una gran expectación y numerosas especulaciones se ha estrenado finalmente la tercera parte de la saga del Capitán América: Civil War. Iniciando una nueva fase en el Universo Cinematográfico de Marvel, la cinta emerge no solo como una de las más esperadas del año, sino como como punto de partida para las nuevas historias que la Casa de las Ideas nos estará presentando en lo que resta de la década. Inspirándose en uno de los crossover más representativos de la última época, Civil War hace realidad uno de nuestros sueños y nos regala una película que superhéroes que una vez más ha puesto la vara muy alta. Sería demasiado clasificarla como una de las mejores del género, pero vaya que hemos quedado más que satisfechos con ella.

Después de las numerosos incidentes internacionales en los que los Vengadores se han visto involucrados, los gobiernos del mundo han decidido que, a pesar de sus buenas intenciones, el grupo de superhéroes debe comenzar a rendir cuentas para evitar dolorosos daños colaterales. Tony Stark (Robert Downey Jr.), afectado por las historias de quienes lo perdieron todo en la destrucción de sus peleas, se convierte en el principal impulsor de la moción dentro del equipo; por otro lado, Steve Rogers (Chris Evans), el Capitán América, se opone firmemente al acuerdo por el temor a ser controlado por distintos intereses gubernamentales. Todo se complica cuando un nuevo atentado terrorista es relacionado con Bucky (Sebastian Stan), el alguna vez amigo del Capitán y conocido ahora como el Soldado del Invierno. Decidido a tratar de desenmascarar al verdadero responsable, el Capitán América se opone a Stark, se convierte en prófugo de la justicia y reúne a los Vengadores fieles a su casa para ayudar a Bucky y detener al verdadero enemigo. Stark, molesto y decepcionado, no tendrá otra alternativa mas que detener a su compañero a la fuerza.

Desde su anuncio en el 2014, Civil War lucía como uno de los proyectos más ambiciosos de los Estudios Marvel, incluso más que las mismas cintas de los Vengadores. Los meses fueron pasando y la producción tomaba más importancia, ya no solo se trataría de la gran confrontación entre Iron Man y el Capitán América, sino la introducción de nuevos y esperados personajes como Pantera Negra y Spider-Man, quien haría su debut en este universo gracias a un sorpresivo acuerdo con Sony. Por si fuera poco, los responsables de la que es quizá considerada la mejor película de Marvel, El Soldado del Invierno, los hermanos Russo, estarían de vuelta para generar ese suspenso, seriedad y alta dosis de acción que caracterizó su trabajo. ¿Podía algo salir mal? Todo. Afortunadamente, los Russo lo han hecho de nuevo y han conseguido tomar la batuta en esta gigantesca narrativa que seguirá creciendo en los próximos años.

Civil War funciona a todos los niveles. La trama, sumamente bien armada, ahonda en un asunto muy acorde a nuestros tiempos: el control gubernamental. Con todas esas noticias que hemos escuchado en los últimos años sobre la vigilancia masiva, el robo de información y la imperiosa necesidad de distintas facciones política por mantenerse en el poder, no debería resultarnos nada extraño que los gobiernos más importantes del mundo quisieran imponer sus reglas sobre seres superdotados de existir en al vida real. Los Russo y sus guionistas hacen un cuestionamiento importante: ¿debe someterse el libre albedrío a las imposiciones de la autoridad? Muchos argumentarán que esto es necesario para que la armonía exista en una sociedad, pero ¿qué ocurre cuando estas imposiciones tienen un objetivo más allá que el buscar la paz? En una era donde los intereses corporativos lo han tocado todo resulta fundamental seguir hablando del tema, sin importar que se trata de una banal película de superhéroes.


Aunque han sido sumamente criticados por ello, la comedia nunca se irá de las obras de Marvel, este atributo ya se ha arraigado demasiado en el universo. Si bien no ha servido todo el tiempo, los Russo han encontrado la manera de incluirla sin ir en detrimento del drama o restarle seriedad al argumento. Los momentos chuscos abundan; el cameo de Stan Lee, las bromas de Spider-Man, la interacción de Stark con Peter Parker (Tom Holland), quizá una de las escenas cómicas mejor logradas en la breve historia del estudio, los comentarios de Scott Lang (Paul Rudd)... Afortunadamente, nunca llegamos a voltear los ojos con ellos, sino al contrario, al menos un par nos sacarán risas honestas.

La fórmula que Marvel ha seguido con sus películas cambia finalmente con Civil War. La ausencia de un villano "todopoderoso" cambia la dinámica por completo. A pesar de la presencia de Helmut Zemo (Daniel Brühl), el conflicto principal recae sobre los mismos héroes y la encarnizada pelea que sostienen, la cual se vuelve personal para Stark muy cerca del final. Si bien Zemo está detrás de todo, su figura humana carente de cualquier súper poder lo hace un villano único en este universo. Sin recurrir a la fuerza bruta, Zemo ha podido deshacerse de aquellos quienes le han hecho daño de alguna u otra forma. Su origen dentro de la trama podría ser algo decepcionante teniendo en cuenta la gran relevancia que su personaje posee en los cómics, pero de haberlo visto con su  icónica apariencia y con una gran cantidad de recursos a su disposición, los Russo habrían ejecutado esa misma fórmula de la que hablamos sin tomar algún tipo de riesgo.


Mucho se habló sobre la aparente intención del estudio de tratar Civil War como una secuela de Los Vengadores, dada la cantidad de personajes que aparecen en ella. La tentación era obvia. Teniendo a tantos actores a su disposición, los Russo pudieron haber perdido el control al desarrollar una trama grupal; sin embargo, la única figura central aquí es el Capitán, mientras que Stark funciona como un antagonista de lujo. La evolución de Steve Rogers continúa en un mundo que sigue arrebatándole todo lo que conocía y amaba. La pérdida de Peggy Carter acentúa aún más su necesidad de encontrar un ancla a esta época a la que realmente no pertenece. La nueva aparición de Bucky aviva ese deseo, pues sabe que dentro de la estropeada mente de su amigo todavía hay algo bueno.

La amistad es también un tema importante. Aunque Stark y Rogers siempre han disentido, tanto en los cómics como en las películas, su vínculo afectivo es más que obvio. La encrucijada con la que se encuentra el Capitán es dolorosa: ¿ayudar a Bucky y traicionar a Tony? Pero todo queda claro para él cuando este último toma su decisión, hay que registrar a los superhéroes y aprehender a los que se opongan. Stark eligió su propio camino, mientras que Bucky fue obligado a seguir una senda que no le correspondía. Es así como el Capitán sabe con quién tiene que aliarse.

La acción en Civil War es muy buena. La enorme secuencia del aeropuerto es probablemente una de las más espectaculares de todas las cintas de Marvel. La batalla entre ambas facciones no nos defrauda y nos regala intensos momentos y "gigantescas" sorpresas que aluden a ciertos aspectos del material original. Mención a parte también merece la confrontación final entre Iron Man, el Capitán y Bucky. Esa toma en la que estos dos últimos le propinan una golpiza al primero vale todo el boleto. La insistencia del Capitán por salvar a su amigo de la furia ciega de Stark resalta enormemente la valentía y compasión de su personaje.

En cuanto a las nuevas caras no podemos mas que estar sumamente complacidos. T'Challa (Chadwick Boseman) salta al universo como una figura de cuidado y que sin duda cobrará suma importancia más adelante. Su traje y habilidades de combate cautivan en demasía y nos hacen contar los días para verlo en su propia película. Spider-Man, por supuesto, es uno de los grandes atractivos y una de las mayores preocupaciones que tenían todos los fanáticos. ¿Encajaría Peter Parker en este universo? La caracterización como un verdadero adolescente y como un tipo preocupado por los escarmientos de su tía o por hacer la tarea evocan la verdadera esencia del arácnido, una que muchas veces simplemente no terminaba por aparecer en sus versiones anteriores. La pequeña probada que nos han dado los Russo es promisoria y por ahora podemos estar tranquilos, este Spider-Man luce genial.


En los personajes secundarios también podemos encontrarnos con cosas gratas, como la chispa que comienza a surgir entre Visión (Paul Bettany) y la Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen), tal y como ocurre en los cómics o la desfatachada intervención de Scott Lang, que permanece como uno de los personajes más hilarantes y más cercanos al público en este universo.

Civil War no pudo haber comenzado la Fase 3 del Universo Cinematográfico de Marvel de mejor manera. Gracias a un conflicto palpable y genuino (cof cof DC), una historia sobre hermandad y uno que otro giro inesperado, la cinta cumple con todos los estándares y más que podemos pedir en un blockbuster de calidad. Si los Russo y todo su equipo siguen tomando decisiones como estas podemos estar seguros de que la próxima conclusión a esta mega narrativa será más que espectacular.

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